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Miles en EU mueren por rechazar la vacuna, defendiendo su derecho a “ser libres”

 

Nashville/Phoenix/Nueva York, 22 de agosto (AP/SinEmbargo).– El último famoso fue un locutor de radio conservador de Tennessee que se había mostrado escéptico sobre la vacuna contra el coronavirus hasta que fue hospitalizado con COVID-19. Ha muerto. Tenía 61 años. La estación de radio de Nashville SuperTalk 99.7 WTN confirmó el deceso de Phil Valentine.

Phil dijo eligió no vacunarse porque pensó que probablemente no moriría. Luego que fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos, Mark Valentine dijo que su hermano se arrepintió. “Yo sé que si él pudiera decirles esto, se los diría: ‘Vayan a vacunarse. Dejen de preocuparse sobre la política. Dejen de preocuparse sobre todas las teorías conspirativas’”, dijo Mark.

“Se arrepiente de no ser más persistente sobre recibir la vacuna. Atiendan los malditos datos”, añadió Mark Valentine. El promedio diario de decesos por coronavirus ronda por los 1,000 en Estados Unidos. Los miles que se resisten a la vacuna argumentan “su libertad” para decidir y están en aumento, en todo Estados Unidos, los enfrentamientos violentos causados por personas que se oponen a las vacunas o a las órdenes de ponerse la mascarilla para evitar la propagación del coronavirus.

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En Hawaii, grupos de manifestantes se han concentrado afuera de la casa del Vicegobernador, gritándole con megáfonos y apuntándole con reflectores de luz en respuesta a las exigencias de que la gente se vacune. En el norte de California, un hombre irrumpió en la escuela de su hijita y le dio un puñetazo en la cara a un maestro debido a las normas sobre las máscaras.

En una escuela en Texas, el padre de un alumno le arrancó a la fuerza la mascarilla a una maestra en un encuentro rutinario entre padres y docentes. En Missouri, el director de un hospital fue acosado en el estacionamiento por un hombre de Alabama que le acusó de “crímenes contra la humanidad”.

Han proliferado los ataques contra miembros de juntas escolares, comisionados comunitarios, médicos y políticos. En encuentros con habitantes, se les ha acusado de talibanes, marxistas, nazis y capos de los campamentos de detención de japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. Las manifestaciones se han tornado violentas y han causado alarma entre las autoridades.

Docentes, médicos y otros funcionarios se encuentran perplejos por la vehemencia con que han sido atacados por el solo hecho de haber ofrecido su opinión. Y están particularmente aterrados por los hechos de violencia contra funcionarios en todo lugar, incluso afuera de sus casas o sus trabajos.

“Esta semana definitivamente las cosas han empeorado”, estimó Shannon Portillo, comisionada de un condado en Kansas que fue insultada en una asamblea el miércoles por decidir que los niños no vacunados se pongan la mascarilla. “Esto se ha vuelto mucho más hostil de cualquier cosa que he visto en mi vida”, añadió. Los enfrentamientos ocurren en momentos en que aumentan los casos y las hospitalizaciones por COVID-19 y también aumentan los pedidos de que se le exija a la población que se vacune y que se ponga la mascarilla, especialmente en las escuelas donde padres agotados creían que lo peor de la pandemia ya había pasado.

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En el condado Amador, una zona rural del norte de California, una maestra fue atacada. Un padre se enfureció cuando vio a su hija salir de la escuela con la mascarilla, mientras cerca de ahí los maestros no estaban cubiertos (los maestros que estén vacunados pueden quitarse la máscara si no hay alumnos alrededor, explicó la directora del distrito escolar Torie Gibson.

Se le explicó eso al padre, quien se fue pero regresó para hablar con el director del plantel. Un maestro inquieto por lo sucedido fue a la oficina del director. Estalló una discusión y el padre le dio un puñetazo al maestro. El maestro sufrió lesiones leves, fue llevado al hospital y regresó a trabajar al día siguiente.

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